ME TEMBLARON LAS PIERNAS, así es, me temblaron las piernas cuando me enteré de la noticia; nuestro alumno, David Sánchez Hervás había sufrido un trágico accidente de moto que le costó la vida.
David nos abandonó; nos dejó un alumno, único, emprendedor y administrador de dosis de felicidad y alegría. Lo recuerdo como si fuera ayer en mis clases, pero no…no quiero que estas letras que leáis sean de tristeza y pesimismo; estoy seguro que si David se enterase, allá donde esté, se enfadaría muchísimo, por eso lo recordaré contento y alegre como siempre fue su estado de ánimo.
Recordaré los días que entraba en el aula con su gorra; yo le decía:
-Buenos días David!! ¿Yo llevo gorra en clases?
No, profe.
-David!! ¿Tus compañeros llevan gorra?
No, profe.
Le importaría quitarse la gorra.
Vale!! Pero… ¿a qué me queda bien, profe?
Ante esas respuestas, no podía hacer nada, solamente reírme y compartir esos momentos y atmosfera que sólo él podía crear; por eso y por mucho más… gracias David.
No quisiera despedirme sin mencionar a Adela Hervás, madre de David. Una mujer fuerte que eternizará el amor profundo hacia su único hijo. Nos veíamos asiduamente en el centro para hablar de la marcha de David. El día que me dio la noticia me dijo: “…Julio, quería darte un abrazo y despedirme en nombre de mi hijo David, pues sé lo mucho que habéis hecho por él y como cambió su forma de ser y se convirtió en la gran persona que era a día de hoy, de corazón Gracias…”.
Entre más de 200 personas, entre familiares y amigos, en una iglesia abarrotada, volvió a agradecerlo. A lo largo de mi carrera profesional como docente, nunca recibí mayor galardón y distinción que estas sinceras palabras y cálida mirada de Adela.
Gracias Adela por hacer ver que nuestro trabajo tiene su recompensa y, Gracias a ti David, por cruzarte en mi camino.