Mi experiencia de prácticas en Holanda

Oscar Montero Mujica, alumno de la Escuela Profesional Don Bosco que se encuentra finalizando sus estudios del Ciclo Formativo de Grado Superior en Integración Social, comparte su experiencia realizando las prácticas en Holanda, concretamente en Rijswick, una localidad anexa a La Haya. Y así lo ha vivido:

En primer lugar, me gustaría, dar las gracias al programa Erasmus+, a mi centro de estudios y a la entidad Stichting Don Bosco Rijswijk por haberme dado la oportunidad de realizar las prácticas en su centro.

Centro Don Bosco en Rijswijk

Para ser sincero, al principio pensaba que vivir en otro país, lejos de tus seres queridos, de tus amigos, de lo que conoces… iba a ser duro, principalmente por el hecho de verte solo ante cualquier posible obstáculo que te surja durante esta experiencia. Y en cierta manera es así, al final también es uno de los puntos positivos de este programa, permitirte vivir experiencias a las que no estás acostumbrado/a y encontrarte en situaciones que requieren que crezcas a nivel personal y de autonomía.

Entre las experiencias más complicadas, pero a la vez más maravillosas que viví, me quedaría con mis primeras 2 semanas en el país, viví la incertidumbre que genera llegar a un país nuevo, empezar las prácticas en un sitio nuevo, nuevos compañeros, otro idioma, otras costumbres sociales y todo ello mientras trataba de buscar una habitación que poder alquilar.

Esas dos primeras semanas estuve durmiendo en un hostel, compartiendo habitación con otros 7 por noche, en habitaciones en las que cada 3-4 días los compañeros solían cambiar, pero de la mano de esta experiencia, viví la oportunidad de ser más práctico y resolutivo, de apañarme con lo suficiente y sin duda lo mejor de todo fue conocer a gente muy diversa y maravillosa que se encontraba también de paso en el hostel por situaciones muy diversas.

Centro Don Bosco en Rijswijk

También he de decir que nunca sentí que estuviese totalmente solo, durante esta experiencia siempre he sentido que si lo necesitaba tenía el apoyo tanto de mi escuela como de la entidad colaboradora en la que me encontraba realizando las prácticas. Me dieron consejo a la hora de realizar diferentes trámites, de aprender cómo funcionaba el trasporte, de saber que sitios era interesante visitar, incluso me facilitaron una bici y me ayudaron a encontrar un sitio en el que quedarme.

En general, en esta experiencia he tenido la oportunidad de visitar diferentes lugares, disfrutar de un país con diferentes costumbres y normas sociales, pero que es precioso y muy interesante, sobre todo en lo referente a la cantidad de naturaleza que hay en las ciudades y la gran multiculturalidad que esta presente en casi todas las urbes.

Fue muy interesante poder realizar mis prácticas en inglés como integrador con los niños que acudían a la fundación, la realidad es que la gran mayoría de los peques tenían un nivel muy bueno de inglés y sino siempre había algún compañero que les podía ayudar, por lo que vincular e intervenir con ellos fue tan pleno y satisfactorio como si hubiese realizado mis prácticas en España.

Por último, me gustaría decir, que el hecho de acudir a una entidad relacionada también con los valores de Don Bosco ayudó bastante, es una cualidad que creo que está presente en todos los centros de la familia salesiana, que aunque sean algo diferentes al encontrarse en distintos países y sociedades, siempre puedes respirar ese ambiente familiar y de cercanía que comparten, su preocupación para con los jóvenes y su compromiso con la intervención basada en la presencia, la accesibilidad a la persona y la promoción de la autonomía personal, en lugar de un modelo asistencialista.

Centro Don Bosco en Rijswick

Lo único que puede limitar esta experiencia, es la actitud y la implicación que cada uno quiera poner, por supuesto nadie te obliga a implicarte, y seguro que hay diferentes maneras de vivir la experiencia del ERASMUS, pero al menos en mi caso, yo sé que he disfrutado mucho esta experiencia por lo mucho que me he querido volcar, a la hora de aprender, de ofrecerme a hacer, de implicarme en las actividades y con los niños y por la manera en que he querido abrirme a conocer nuevas experiencias, personas y lugares.

Sin duda, no me arrepiento de haber emprendido esta aventura, y espero el momento de poder visitar de nuevo a todos los amigos y compañeros que dejo en este hermoso país.

Oscar Montero Mújica, Integración Social